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Foto del escritorAsociación Mijas Felina

¿Por qué es importante mantener y gestionar las colonias felinas?


Los gatos callejeros son gatos que viven en la calle, bien porque han nacido allí y proceden de otros gatos callejeros, o bien por circunstancias como extravíos o abandonos.

Se considera que los gatos se adaptan a la vida en la calle, y de hecho es fácil encontrarlos tanto en áreas urbanas como rurales, estableciéndose en callejones, parkings, descampados, jardines, etc. Sin embargo, esto no es del todo cierto y, aunque hay animales que logran una plena adaptación a la vida en la calle y que pueden considerarse “salvajes” e imposibles de domesticar, hay otros que nunca lo consiguen puesto que no son capaces de adaptarse y viven en la calle toda una vida llena de infelicidad y malestar.


Tanto para unos como para otros es necesaria la intervención humana. Para los casos de animales inadaptados, que generalmente proceden de pérdidas o de abandonos, o que aun habiendo nacido en libertad son totalmente aptos para la convivencia con personas en hogares, es necesario encontrar familias adoptivas que les permitan vivir una vida plena y feliz en una casa.



Mientras que para los gatos considerados salvajes, la opción más compasiva es permitir que sigan viviendo al aire libre, con los consiguientes peligros a los que quedan expuestos, siendo recomendable llevar un control de todos ellos, para evitar la superpoblación y la proliferación de enfermedades entre las colonias felinas.


Los gatos callejeros generalmente se agrupan en colonias. Es muy poco frecuente encontrar gatos callejeros que vivan solos y si esto pasa, se tratará de gatas preñadas o de machos en busca de hembras en celo. La gran mayoría de los gatos que pueblan nuestro entorno dependen de las personas para su alimentación, ya sea un cuidador, un contenedor de basura, sobras de un restaurante, etc. Muy pocos gatos callejeros sobreviven totalmente de la caza, puesto que no es frecuente encontrar pequeños animales, como ratones e insectos, en todas las épocas del año. Por tanto, los gatos callejeros necesitan de una fuente de alimentación alternativa a la que ellos mismos puedan obtener de forma natural.


Es cierto que las colonias de gatos callejeros no gustan a todos los vecinos, pueden causar malos olores, suciedad (papeles y restos de comida dejados por los cuidadores), molestias si los gatos deciden meterse en propiedades privadas y marcaje de los machos, persecuciones y ruidos excesivos en la época de celo.


Pero no es fácil erradicarlas y sin embargo sí que es fácil minimizar todas esas molestias si se lleva a cabo una adecuada gestión y control de las colonias. Por lo general, los vecinos toleran sin problema la presencia de gatos callejeros, tomándolo como un hecho habitual, siempre que su número o las molestias que ocasionen no sean excesivos. También son muchos los vecinos que simpatizan con esta especie e invierten recursos propios en alimentarlos, buscarles un hogar e incluso esterilizarlos pagando los gastos de sus propios bolsillos.


En cualquier caso, una colonia de gatos controlada es un método eficaz, natural y ecológico de mantener a raya las poblaciones de roedores e insectos, lo cual es una ventaja para todos. Además, si los gatos tienen contacto regular con las personas, serán menos salvajes que si viven en un lugar donde hay poca o ninguna relación.


El método tradicional de “capturar-eutanasiar” no ha sido eficaz en ningún lugar del mundo, no hay más que ver el número de gatos fuera de control en la mayoría de las regiones. Por un lado, no es fácil capturar a todos los gatos de una colonia, así que lo que realmente se consigue es una reducción temporal del número de individuos, generando un nicho vacío que rápidamente es ocupado por nuevos individuos que nacen o se incorporan al grupo.



Incluso en el hipotético caso de que se consigan capturar todos los individuos, rápidamente se colonizará el espacio vacío a partir de gatos callejeros de territorios vecinos. Estos gatos nunca entrarían a formar parte de la colonia si ésta está ocupada por suficientes gatos. Tampoco ha resultado eficaz eliminar las fuentes de alimento ya que, aunque en muchos municipios se ha implantado la prohibición de alimentar a los gatos callejeros, esto no siempre es respetado y además es muy difícil eliminar otras fuentes, especialmente los contenedores.



A esto se une el hecho de que los gatos son extremadamente territoriales y su naturaleza les impide vagar. Privar a los gatos de alimento es muy cruel y puede desembocar en la proliferación de enfermedades, al verse debilitado su sistema inmune, e incluso causarles la muerte por inanición, lo cual, teniendo en cuenta que el hecho de que existan gatos en las calles es algo que el ser humano ha provocado, es aún más triste.


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